19 diciembre 2007

intercambio

¡Como odio los intercambios navideños!
Hoy tuve que buscar un regalo para una compañera de trabajo. Se organizó un convivio y por supuesto, su respectivo "intercambio navideño".
¿Quién fue el estúpido que empezó la fabulosa idea de inundarte de estrés en la búsqueda de un regalo para esa persona que ni siquiera te llevas bien con ella?, es más, nunca hemos cruzado conversaciones.
No tengo idea de cuando empezó y se "institucionalizó" en las oficinas, escuelas y demás grupos referenciales de los individuos, el proceso convivio-regalo-desprecio, y es la verdad. Particularmente prefiero gastar mi tiempo en leer, dormir o escribir un post para mi blog, a pasar horas en medio de la gente que, al igual que yo, busca el regalo ideal sin saber aún que sería un regalo ideal para el regalante.
Compré un raro intento de alajero en forma de perro, le pedí a mi madre que me facilitara un perfume que tenía arrumbado y lo metí en la bolsa roja que arropaba a la figura de acrílico...listo.
El año pasado recibí unos calcetines, me hubiera gustado saber que eran lo que eran al momento de que un tipo que nunca había visto en la oficina me los entregara...quizás le hubiera dicho -Gracias, no sé como se ponen de acuerdo todos cada año...no he tenido la necesidad de comprar calcetines desde que estaba en la guardería-.
Ahh, ¡Como odio los intercambios!
Que gratificante sería cada año que al abrir el papel del sorteo para el intercambio dijera tu propio nombre, -Bien, me regalaré...mmm...un par de zapatos deportivos. Si, esos que vi la otra ocasión en el aparador-, -O una pizza entera para mi solo, o un paseo por aquel hermoso parque, o todos los minutos de una tarde-. Y podrías pasarte el día entero buscandote el mejor regalo...y lo encontrarías.

08 diciembre 2007

Para empezar vacaciones invernales

Hoy me desperté tarde (o por lo menos más de lo acostumbrado), me preparé un huevo estrellado con frijolitos, unas tortillas de harina y un vaso de leche...mmm...delicioso.

Escuché un poco de música en inglés (y eso me recuerda que debo repasar las clases del idioma en mis viejos libros y cuadernos), leí un pedazo de libro que había dejado olvidado, caminé por las calles de mi colonia, abrazé un oso arrumbado en lo recondito de mi cuarto, platiqué 15 minutos con una amiga, canté mientras me bañaba, miré el cielo formando figuras con las nubes, me recosté en el sillón de mi sala, acaicié a mi perrita, escribí este post y oré a Dios.

Como rinde el tiempo cuando no te preocupas por el mañana y vives el hoy.

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