19 agosto 2007

Tamarindo y derivados

7:31 p.m.

A mi me gustan los pulparindos. Su empaque amarillo y plano es inconfundible entre las otras golosinas que uno puede encontrar en los puestos callejeros. Al abrirlo, se alcanza a percibir el ligero aroma del tamarindo enchilado con azúcar. 

Desde pequeño disfruté el sabor acidulado que ofrece el producto, y mas tarde nos sorprendió su adherente y novedosa presentación: extra picante (identificado por su empaque rojo).

Sin embargo, hace algunos días
el Departamento de Salud Pública de los Estados Unidos advirtió que los consumidores del Pulparindo se exponen a 0.19 ppm (partes por millon) de plomo contenido en el dulce de tamarindo. Según las autoridades, los niveles de plomo sobrepasan los aceptados por las instituciones gubernamentales en materia. Dichas cantidades pueden afectar a niños y mujeres embarazadas.

Espero que los fabricantes del Pulparindo también soliciten la opinión de la Secretaría de Salud, y la población (sobre todo la infantil) no se quede con el punto de vista gringo.

No es cuestión de defender el “mexicanisimo” dulce y escudar el sabor nacional en el extranjero. Mucho menos de despreciar los estudios realizados por las autoridades sanitarias de los Estados Unidos (muchas veces útiles y exactos).


Pareciera una exageración comentar una noticia de este tipo, pero nos puede llevar a reflexionar sobre la situación de diversos rubros que pueden ser caso de estudio.

1) Yo tenía entendido que la ropa se lava en casa, aunque nunca nos dijeron en cual casa. ¿Será que en otros paises ponen atención a su propia producción nacional, pero también a la importación? México se ha quedado atrás. El Pulparindo no es el único caso del que nos enteramos por fuentes externas de su riesgo para la salud, hasta de
productos norteamericanos, hasta algunas frutas y legumbres se han topado con las barreras sanitarias de los Estados Unidos.

2) ¿Por qué hasta ahora se advierte sobre estas cantidades de plomo en el dulce manufacturado en Jalisco? Al observar el empaque, se revelan los tintes de exportación en su entera y marcada traducción al inglés de cada palabra. ¿Se solapó o “se les chispoteó”? Quizás también a los gringos les valen unas centésimas de gramos de plomo.

3) El producto no necesariamente es un icono mexicano, los dibujos y hasta tipografía no reflejan el orgullo de ser un producto “100 por ciento mexicano”. Tampoco estoy insinuando que así deba ser, mas bien señaló el significante implícito que puede adquirir el dulce en otras regiones, incluyendo las extranjeras. Es aquí donde no me sorprende que las autoridades sanitarias de EU indiquen los altos niveles de plomo en el producto, a final de cuentas son fábricas, donde se trabajara con la materia prima del tamarindo, o jugará mercadotécnicamente con las palabras “Pulpa” y “tamarindo”, pero son industrias donde las herramientas y las mesas siguen siendo de metal, con una pizca de plomo a lo largo de su producción.


Tal vez las manos del artesano de dulces típicos aún no tienen plomo o azufre que afecte la salud de los niños y mujeres embarazadas.

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