Pan de muerto: artesanía al borde de la muerte
-> La elaboración de este pan se inicio con la llegada de los españoles
-> Sin el apoyo del gobierno, la situación esta “negra”
Dentro de la conmemoración a los muertos en los dos primeros días de noviembre, el gobierno de la Ciudad de México organizó en el Zócalo capitalino distintas actividades culturales como la megaofrenda, un ciclo de conciertos, talleres infantiles y la elaboración de Pan de muerto.
El señor Heriberto Silva saca una charola de Pan que prepara en el Zócalo de la Ciudad de México.Procedente de Acámbaro, Guanajuato, orgulloso de ser de origen purépecha, y panadero desde hace 40 años, Heriberto Silva Espino nos comenta un poco de la historia de la tradición panadera y el día de muertos.
“A la llegada de los españoles, los indígenas ofrecían tamales hechos de maíz a los recién llegados, pero ahí brotó un conflicto de culturas ya que los españoles estaban acostumbrados a comer pan elaborado de trigo. Esto llevó a que los españoles instalaran panaderías y enseñaran el oficio a los indígenas”, señaló Heriberto.
La tradición del “Pan de muerto” nació como un elemento más de la ofrenda que ya hacían los habitantes del México prehispánico. “Los indígenas seguían ofreciendo alimentos a los muertos, entonces los panaderos comenzaron a hacer pan con formas que se refirieran a la muerte: medallones, huesitos, muertitos o calaveras. Pero en un principio, el pan fue rechazado como parte de la ofrenda, poco a poco ésta tradición fue asimilada por clases sociales mas altas”, destacó el panadero.
Sin embargo, hoy en día la pequeña industria panadera sufre una seria crisis de desarrollo y promoción. Heriberto cree que se esta impulsando más a las grandes panaderías industriales que a los pequeños productores, “De hecho, el oficio es poco rentable, las mejores temporadas solían ser en día de muertos y el día de reyes, pero hoy no podemos comparar con aquellos tiempos, sin el apoyo del gobierno las cosas están negras”, dijo.
Según Heriberto, más que una problemática económica, se trata de un conflicto cultural, donde la sociedad en general no responde a tradiciones tan antiguas como ésta, “a la gente ya no le interesan las raíces, perdemos identidad”, lamentó.
Éste panadero capacita, enseña y ofrece conferencias donde explica la importancia de voltear y ver las tradiciones que abundan del lugar donde nació: Acámbaro, Guanajuato. “Le doy gracias Dios porque mis ingresos provienen de éstas actividades, pero siento tristeza por mis amigos que se dedican totalmente a la elaboración de pan, sus ingresos son mínimos, pero juntos vamos a salir adelante”, agregó.
Noviembre 2006
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