26 abril 2007

Pan de muerto (Nota)

-> El oficio es poco rentable: Heriberto Silva

Pan de muerto: artesanía al borde de la muerte


-> La elaboración de este pan se inicio con la llegada de los españoles
-> Sin el apoyo del gobierno, la situación esta “negra”



Dentro de la conmemoración a los muertos en los dos primeros días de noviembre, el gobierno de la Ciudad de México organizó en el Zócalo capitalino distintas actividades culturales como la megaofrenda, un ciclo de conciertos, talleres infantiles y la elaboración de Pan de muerto.

El señor Heriberto Silva saca una charola de Pan que prepara en el Zócalo de la Ciudad de México.Procedente de Acámbaro, Guanajuato, orgulloso de ser de origen purépecha, y panadero desde hace 40 años, Heriberto Silva Espino nos comenta un poco de la historia de la tradición panadera y el día de muertos.

“A la llegada de los españoles, los indígenas ofrecían tamales hechos de maíz a los recién llegados, pero ahí brotó un conflicto de culturas ya que los españoles estaban acostumbrados a comer pan elaborado de trigo. Esto llevó a que los españoles instalaran panaderías y enseñaran el oficio a los indígenas”, señaló Heriberto.

La tradición del “Pan de muerto” nació como un elemento más de la ofrenda que ya hacían los habitantes del México prehispánico. “Los indígenas seguían ofreciendo alimentos a los muertos, entonces los panaderos comenzaron a hacer pan con formas que se refirieran a la muerte: medallones, huesitos, muertitos o calaveras. Pero en un principio, el pan fue rechazado como parte de la ofrenda, poco a poco ésta tradición fue asimilada por clases sociales mas altas”, destacó el panadero.

Sin embargo, hoy en día la pequeña industria panadera sufre una seria crisis de desarrollo y promoción. Heriberto cree que se esta impulsando más a las grandes panaderías industriales que a los pequeños productores, “De hecho, el oficio es poco rentable, las mejores temporadas solían ser en día de muertos y el día de reyes, pero hoy no podemos comparar con aquellos tiempos, sin el apoyo del gobierno las cosas están negras”, dijo.

Según Heriberto, más que una problemática económica, se trata de un conflicto cultural, donde la sociedad en general no responde a tradiciones tan antiguas como ésta, “a la gente ya no le interesan las raíces, perdemos identidad”, lamentó.


Éste panadero capacita, enseña y ofrece conferencias donde explica la importancia de voltear y ver las tradiciones que abundan del lugar donde nació: Acámbaro, Guanajuato. “Le doy gracias Dios porque mis ingresos provienen de éstas actividades, pero siento tristeza por mis amigos que se dedican totalmente a la elaboración de pan, sus ingresos son mínimos, pero juntos vamos a salir adelante”, agregó.

Noviembre 2006

De Oscares (Una crónica)

¡Tres y uno, tres y uno!- repetía eufóricamente un pasajero del metro a su compañero de viaje, -Son cuatro- respondió en forma irónica el otro, -No seas estúpido, en serio, la noche fue de México. Que vean los mendigos gringos que ¡Si se puede!-.

Y es que para algunos la noche presagiaba aire de triunfo y felicidad, para otros significaba un éxito ajeno de muros fabricados con capital extranjero.

Pero fuere cual fuere el pensar, la entrega número 79 de los premios de la Academia determinaron un evento conmemorativo para los cineastas mexicanos. Productores, músicos, directores, actrices, escritores, guionistas y demás se convocaron en el Teatro Kodak a las siete de la noche, en la ciudad donde nacen, crecen y mueren las estrellas: Los Ángeles.

Por supuesto que la atención de todos es acaparada por la llegada de los nominados y el clásico camino de la alfombra roja, un excelente color que no olvidarán los ganadores, y mucho menos los perdedores.

- ¡Mira, ahí está Penélope Cruz y Will Smith! y… ¿Ese negrito alto que viene solo qué?-, -No sé, creo que también lo nominaron para mejor actor-, -Ni lo conozco. Pobrecito, espero que no se decepcione si le dan el Oscar a DiCaprio-.

Como si el destino los uniera, las tres figuras idolatradas en los medios el último mes aparecen juntos: Del Toro, Iñárritu y Cuarón. –Es una cosa para divertirnos- decía Iñárritu, -Saludos a la banda- incluía Cuarón.

Con unos minutos después de las siete y la mayoría de los invitados dentro, dio inicio la ceremonia. Puestos de pie y con un aplauso ensordecedor para los presentes, la ceremonia de premiación dio inicio mostrando un micro film que presentaba a todos y cada uno de los nominados, un tanto fresco, cómico y divertido al jugar con las palabras de los protagonistas.
Ellen DeGeneres amenizó la fiesta como conductora, sus chistes y bromas a lo largo del evento retumbaron en risas por el teatro.

Primer Oscar, primer mexicano. Eugenio Caballero se convirtió en el primer premiado de la noche, por la dirección de arte de El laberinto del Fauno. Una de esas sonrisas que no sabes si es de gusto o nervios se dibujo en el rostro del connacional al recibir la figurilla dorada con manos temblorosas. –Un agradecimiento a todos los cineastas de mis país-, puntualizó emotivamente levantando la estatuilla.

Maquillaje, dibujo animado, actor de reparto, guión adaptado, vestuario, fotografía, música y otros premios… sin duda alguna, una noche para dos películas: Los Infiltrados y El Laberinto del Fauno, las más premiadas, cuatro y tres oscares respectivamente.

Sonrisas por todos lados, serenidad y un ambiente relajado y falto de presión, quizá no es una fiesta después de todo.

Últimas tres nominaciones: Actor, director y película.

De un asiento un poco escondido, Forest Whitaker se levanta para recibir su premio como mejor actor en El Último Rey de Escocia. Aplausos y miradas alegres al actor, aunque algunos de reojo observan a Will Smith y a DiCaprio, eran los favoritos. Solo les queda aplaudir juntamente con todos los espectadores.

Alto y con una mirada tierna sube al escenario, -Un momento por favor. Just a second… receiving this honor tonight tells me that it's possible- recitaba al señalar sus sueños que creía lejanos cuando era pequeño.

Una oración sensible y un final intenso, era todo lo necesario para cautivar al público en un par de minutos, no sin antes levantar el oscar con la mano izquierda en una posición victoriosa.

Y ahora el público mexicano a la expectativa del próximo premio: Mejor Director, y ahí entra nuestro amigo, cuate y compadre Alejandro González Iñárritu, ¿Será todo nuestro el premio?
-Teniendo o no la estatuilla, la película va a ser la misma- comentó previamente. Sobre en mano y se escucha el nombre “Martin Scorsese” y se ilumina una pequeña sonrisa en el director de Los Infiltrados. En su baja estatura, los lentes gruesos, delgadas manos y cabello cano, no se hubiera previsto que al ascender por su reconocimiento explotaría con una sonrisa que no pude observar en ningún otro honrado por la Academia. Sus manos traviesas deseaban ya tocar el Oscar y al tomar el micrófono solo pudo repetir “Gracias” con euforia y entusiasmo, al final deseó levantar el premio, pero la curvatura de su espalda solo dio para alzarla a la altura de la cara.

El último galardón no fue una sorpresa, todos sabíamos que director y mejor película eran inseparables. Claro, premio para Los Infiltrados, recibe Graham King y el público del teatro estalla en aplausos y chiflidos.

Y no demora en salir el montón de papelitos plateados que cubren el lugar, ha terminado la ceremonia: aplausos, risas y abrazos inundan las butacas. –Chin… ya termino la Fea-.

Marzo 2007

Lucharaaaaaan!!!!! (Una crónica)

“A 150 pesos el boleto carnal” me dijo un individuo con tatuajes y un montón de papeles rectangulares de color verde, “si quieres te enseño los lugares”; el hombre que no pasaba de los 30 años abrió la puerta de metal del coliseo y me llevó a la misma arena; vacía, silenciosa y con dos trabajadores de limpieza. Quién diría que en unas cuantas horas ese mismo lugar se convertiría en una zona de batalla física y verbal. “Aquí estarías, en el centro, el 86 y el 87 de la octava fila”, sin dudarlo los tomé y me despojé de algunos billetes de la cartera.

“Va a estar buena la lucha, el místico contra el hijo del Perro Aguayo”, se comenta desde la taquilla en la que sólo se ofrecen entradas a las gradas. “A huevo, el místico es el chingón”, “No mames, si el chido es el hijo del perro aguayo”, discuten dos acomodadores de autos afuera de la arena.

Ya con la gente adentro parece más grande, inmenso, a reventar, no se distingue ni un solo asiento vacío. Una fiesta del barrio, donde se reúnen las señoras para comadrear, los jóvenes para calentarse un rato con las edecanes, los viejos para añorar y hasta niños para anunciar el folklórico vocabulario que les es prohibido en la escuela.

Un hombre con pantalón negro y una camisa blanca que deja ver claramente su sobrepeso, sube al ring, tratando de adaptar sus ojos a la tremenda luz artificial que es suministrada al cuadrilátero. Asciende otro, pero éste va trajeado, vestimenta que pudo haber comprado a unas cuantas cuadras, en Tepito; un cuerpo groso y la voz característica del presentador oficial de la lucha.

Inmediatamente subieron cuatro hombrecitos con mascaras y que empezaron a forcejear entre ellos, tal pareciera que nunca los presentaron.

Se golpearon, gritaron y manosearon, conforme transcurría la pelea pude identificar los nombres de los guerreros miniatura. “¡Una porra pa´ la sombrita!” y se escuchó la resonancia de los chiflidos que recuerdan a la mujer que nos engendró, “Silencio, silencio” gritó la sombrita con una voz mas gruesa de la que imaginé.

La lucha estaba falta de intensidad, los más viles manotazos acaparaban la mayoría de los golpes en el ring. “Te van a regañar tus jefes cabrón”, gritó un espectador, “Me cojo a tu vieja”, respondió uno de los mini.
“Tortas, sopas”, exclama eufóricamente un señor que deambula por los pasillos de la arena y en mano una charola con dichos productos.

“Órale pinches piojitos”, reclama una voz a lo lejos, es ahí cuando bracito de oro, un mini bastante pasado de peso y unas mallas de color café que lo hacen ver espantoso, toma una actitud histérica, manotea, lanza golpes y patadas al aire, como si hubiese tomado el solo toda una botella de coca cola retornable y 10 snickers, lo suficiente como para dejarte hiperactivo algunos días.

Saltó el bracito de oro sobre su contrincante, éste lo golpeó y lo mando fuera del cuadrilátero, un grupo de niños que estaba cerca lo animaban a que se levantase y subiera nuevamente al ring. El público gritó al unísono “Bracito, bracito”.

“Pinche bracito, levántate”, nunca se levantó el tan aclamado bracito, ganaron los rudos y el réferi levanta las manos de éstos. “Pinches payasos”. Los chiflidos y refrescadas de madre se escuchan.

Y regresa la voz: “Rosa negra, Mima Shimoda, Medusa, Marcela, Luna Mágica, Princesa blanca”… “¡En una lucha de relevos australianos, lucharaaán de dos a tres caídas sin limite de tiempo!”, el público se anima y grita “medusa, medusa”. “Por eso te amo Marcela”.

Alguien me tiró cerveza en un zapato y trato de limpiarme mientras el acomodador discute con dos sujetos a mi izquierda. Algodones, sopas maruchan, cervezas y hasta trompetas venden en toda la arena.

“Ja, ja, ja, la rosa negra le dio una nalgada a la princesa”, “Ahora agárrale una bubi”, “Me excitas”, “Putas, putas”, “No le peguen a mi novia”, “Por eso te amo Marcela”.

Y la que acapara la atención en el espectáculo es Mima Shimoda, es imposible evitar mirar su llamativo traje de color rosa y que cae varias veces del ring, mientras las otras luchadoras sacuden y golpean sus flácidas carnes. “Pinche china, ya levántate”, “Una porra pa´ la oriental”, “Por eso te amo Marcela”.

“Hay tortas, hay tortas”.

“Princesa, princesa, princesa”, y esta se lanza a la oriental. Ganan las técnicas.

“Por eso te amo Marcela”, “Ya chole esa frase, ¿no?”.

Un hombre pasa un trapeador seco por el piso de madera, mientras el camarógrafo se deleita las pupilas con las modelos que hasta le dan besitos fuera de cámara.

Tal vez fueron otras dos luchas, no lo recuerdo bien, sino hasta llegar a la pelea estelar: El místico vs el Hijo del Perro Aguayo.

El humo inunda la arena, las bellas chicas modelan en el cuadrilátero, el ánimo esta en su máxima expresión, las jovencitas gritan, los niños saltan, las señoras dejan de chismorrear y el público de pie: El místico entra al lugar.

Impresionante, lo imaginaba más alto, de hecho es el más chaparro de todos los luchadores.

Un golpe tras otro, patadas e insultos, una pirueta, una llave, una “mística”, una luz mas intensa, el lugar va a estallar, la gente aplaude, grita, lanza vasos e insultos, voltear a cualquier punto y la gente unida en euforia e histeria.

Un espectáculo dividido, algunos creen en la capacidad del místico, otros en la fuerza del hijo del perro aguayo, que importan los otros luchadores que los acompañan, es mas, ni siquiera recuerdos sus nombres, lo que destaca es la mascara plata y la greña negra.

“Perros pulgosos”, “Uleros, uleros”, “Ya bájate chihuaguayo”. Golpe bajo al Perro Aguayo, se arrastra como cucaracha para salir del ring, pero lo toman del calzón y se lo bajan.

Foul al místico, mascara desabrochada y… ¡Adiós cubierta!, el rostro del máximo luchador nocturno es destapado y la gente, asombrada, saca los celulares y toman fotografías del místico perfil.

Descalificados los rudos, ganan los técnicos. “Dios perdona, los perros NO”, voceaban los tres luchadores vencidos al salir.

Un río de gente se desborda por las puertas principales adornadas por una imagen religiosa de la virgen de Guadalupe, y un letrero con la leyenda “Prohibido cruzar apuestas”.

“Pinche místico pendejo, le vi la cara”, “Te dije que el cabrón era el Aguayo”, “Ya cállate guey”.

Marzo 2007

Iñaki Manero | Entre un rancho y la ciencia ficción

Tal vez sea la segunda o tercera estación que se puede sintonizar en el FM, donde desde las seis de la mañana escucharemos a dos peculiares personajes: Iñaki Manero y Alejandro Cacho.

Cuatro horas de información y diversión inundan la radio en el 88.9 del cuadrante, en un programa sencillamente titulado “Panorama Informativo, primera emisión”. Aquí, los conductores acompañados por Areli Paz, provocan que el público escuche atentamente las reflexiones, críticas y bromas que desarrollan los comunicadores. Es casi imposible no prestar atención a los comentarios y lanzar carcajadas cada cinco minutos.

Sin embargo, lo más peculiar que tiene el programa, es la interactividad que han creado los conductores con los radioescuchas. Leer los comentarios del público, responderlos al aire y hasta discutir virtualmente con el auditorio, generan una reciprocidad del mensaje original.

Tal vez una de las secciones del programa que más llaman la atención es la “Trivia” que realiza Iñaki todos los días, de donde hasta surgió un nuevo personaje en el programa “El doctor Asprón”, quien responde día a día esta trivia acertadamente.

Con todo esto y los otros elementos del programa, se da lugar a una fusión perfecta que desmenuza la información hasta obtener la pura crítica y hasta se crea un partido político ficticio como lo es el partido del “Huarache con costilla”.

Iñaki Manero es uno de esos elementos que incluye el proyecto. Un comunicador que prefiere reservarse el derecho de hablar a multitudes, pero que en el trabajo de la radio se encuentra con toda la confianza para destapar su humor, carisma y reflexión de los hechos actuales.

Tímido y despreocupado por lo que viene, Iñaki Manero se abandera como la muestra de vencer al miedo y conquistar nuestras batallas personales y sentimentales, cuando la radio se convierte en el centro de su vida saltando obstáculos de temor e incertidumbre.

Su formación, su familia y hasta sus gustos se oyen incongruentes ante la actividad que desarrolla hoy en día como apasionado de la comunicación masiva.



EL SUEÑO CIENTIFICO
Iñaki señala que aún no se ha podido contestar porque la radio toma el centro de sus actividades diarias. De niño, adolescente y aun en su juventud, nunca imaginó y mucho menos deseaba involucrarse en la locución, en contraparte le agradaban cosas completamente distintas como la música, el teatro, la biología y la zoología.

En su infancia vivió alternando temporadas en una casa en la colonia Santa María y en un rancho cerca de Zumpango, Estado de México, una granja que era el negocio familiar “con vacas lecheras y todo eso”, recuerda Iñaki.

Creció en un ambiente muy pegado a la naturaleza, “donde de chamacos encontrábamos tlacuaches y ardillas en el camino. Ahora no, apenas y ves pajaritos”, exclama preocupado. Relata que él y sus hermanos siempre llevaban un animal extraño a la casa: una víbora, un águila, “uno de mis hermanos una vez llevó un león”.

El pequeño Iñaki era distraído y tímido, poco atlético, a veces egoísta y muy solitario a pesar de tener muchos hermanos. Dibujando, leyendo cómics todo el día y como el mismo lo describe “siempre en la luna”.
Siempre adherido al mundo natural, éste influyó en gran manera en la existencia del conductor, que con el paso del tiempo se transformaría en su segunda pasión para toda la vida: la ciencia.

“Me quede con muchas ganas de estudiar biología marina”, expresa el comunicador que es un amante de los temas científicos como la astronomía, la medicina, la biología y sobre todo de la “ciencia ficción”. “Esos temas me encantan y siempre pido mano para hablar de esas cosas”. Los estudios que puede hacer acerca de estos temas los hace de forma autodidacta, ya que ha dejado que la conducción de los programas radiofónicos absorbiera su vida.




 


COMUNICACIÓN Y ROCK
Mas tarde, cuando era adolescente, su mirada se fijó en las artes. La música y la actuación empezaban a inyectar una curiosidad en el joven Manero.

Cuando llegó la hora de elegir una carrera universitaria, Iñaki se decidió a estudiar Comunicación mas que por un gusto por los medios, por dos motivos: complacer a sus padres que tenían una idea tradicionalista de que su hijo tuviera una formación académica y, terminar una licenciatura que él creía era la mas fácil para después seguirse dedicando a sus proyectos personales en un grupo de rock. Después se dió cuenta de que no era así.

Pasando el tiempo durante la carrera, el comentarista de radio tenía que elegir una especialización para dedicarse. Fue cuando uno de sus compañeros de clase lo invitó a que entrara al subsistema de radio, “Me dijo, - Oye, necesitamos abrir el subsistema de radio, pero necesitamos gente, que te parece si le entras, yo se que a ti no te gusta la carrera, que lo que quieres es terminar, esto no te va a llevar mucho tiempo, es radio, es muy tranquilo, muy sencillo y yo te voy a ayudar con los trabajos-, le contesté –bueno, órale va-“.

A Iñaki le fue agradando tanto la radio, hasta el punto en el que abrieron una estación de radio en su propia universidad. Fue la responsabilidad de crear una imagen auditiva y ofrecer los elementos necesarios al radioescucha para que se forme una imagen mental, lo que le provoco una insaciable sed por describir y narrar hechos o conceptos.

Se fue gestando poco a poco respeto y amor por la radio en la vida de Manero, que éste exalta a la radio como uno de los medios mas sencillos, humildes, pero mas creativos, “es el teatro de la mente”.



DESTINO
Al terminar la carrera, el estaba decidido a seguir con los proyectos truncos que habían dejado en la adolescencia, pero nuevamente llega eso que quiere trazar su camino. Iñaki necesitaba dinero y se le presenta la oportunidad de trabajar como locutor en Alfa 91.3 en diciembre de 1989, trabajó en esta estación por cerca de nueve meses.

Posteriormente forma parte del equipo de trabajo de Núcleo Radio Mil en diferentes actividades: haciendo noticias, como coordinador de entrevistas del noticiero de la mañana, luego como locutor en una estación de concepto de los años sesenta, en un programa hablado en ingles y finalmente en Rock 101 con un programa en la noche y en diferentes espacios.

Al cerrar esa emisora en el año 96, Iñaki acude a Grupo ACIR, donde ha participado en diferentes actividades en estaciones de AM como Óxido y de FM como Mix.

Hoy participa activamente en noticias y elaborando una programación para una estación de radio por internet.

Sin embargo, Iñaki aún dice “No había pensado yo dedicarme a esto, simplemente alguien o algo eligió por mi. Pero aquí estoy y muy contento”.



TODOS UN MAESTRO
Muchas personas han pasado por su vida, y han dejado una huella que lo han marcado para siempre. El recuerda a su padre como el gran héroe que cuando era pequeño el deseaba ser.

Profesionalmente, en la universidad fue alumno del maestro Carlos Marín y Martínez Ocampo. Ya laborando en el medio, aprendió de José Bravo Monroy. De gente con la que ha viajado en el tren de la comunicación como Julieta Lujambio, Lourdes Ramos, Lalo Pasquel, Ricardo Rocha, Carlos Loret de Mola, Toño de Valdez, Guillermo Alonso. Pero el periodista con el que se ha identificado Iñaki es con el maestro Guillermo Ochoa. “Guillermo Ochoa creo un concepto en los medios de comunicación de que la información no tiene que ser aburrida, él demostró que se podía echar relajo en un noticiero y es la idea que yo había tenido”.

Sin embargo, siempre Iñaki ha procurado aprender un poco de toda persona que se le presenta, experimentando con los libros, pero sobre todo en la vida de la calle, “el taxista, la persona que te asalta una vez, mis hermanos, mis amigos, una novia que tuve por ahí. Todos forman parte de tu esencia. Todos los que se cruzan en mi vida son un maestro”.



TERROR
En varias ocasiones repite la frase “Quien hubiera dicho que una persona distraída y reservada iba a terminar en una chamba en la que tienes que hablar a la gente”.

Desde pequeño, Iñaki se fue formando como un personaje temeroso, solitario y reservado, él argumenta que es cuestión de personalidad. Y aunque su adolescencia fue como la de cualquier adolescente, descubriendo la sexualidad, el cigarro y los amigos, su distintivo del ser distraído y reservado se fue cada vez mas adhiriendo a su psicología, “Me hubiera agradado que un ovni me raptara”, bromea.

Iñaki confiesa uno de sus grandes terrores, ¡Hablar en público! Hablarle a la gente, ofrecer pláticas y conferencias, son las que lo ponen a sudar y a temblar. Aún estar transmitiendo al aire provoca una sensación de nerviosismo para él, “si no sintiera algo al momento de salir al aire, creo que no tendría caso mi trabajo; quiere decir que no lo hago con emoción, ni con intensidad”.



EVADIENDO LA REALIDAD
Es un amante de la lectura histórica, pero sobre todo del cine de ciencia ficción y fantasía. Algunas veces prefiere evadir la realidad y encerrarse en un lugar para “leer un ratito, pensar y dormirme con el libro en las manos”, agrega. “Me gusta imaginar cosas y a veces escribirlas. Me meto en situaciones imaginarias, fantasía de lo que veo en la calle o lo que veo en la gente”.

“Desde luego, tengo una familia. Hay que atender a la familia, aunque a veces no puedes estar ahí. Convivir con mi hijo, hacer la tarea con él. Él sabe que no esta solo”.

Iñaki opina que es como la ley de la selva, “te tienes que adaptar. Ellos también se adaptan”.

“A veces es triste, a veces si los extrañas, pero son cosas que tienes que hacer, es a lo que te has dedicado y ahí donde te ha llevado la vida”, señala un poco melancólico.

“Algún día se que tendré tiempo para otras cosas. Cuando yo me retire estaré escribiendo, viendo al mar, pero ya con el tiempo suficiente para dedicarle, para reponerle lo que no me dieron”, asegura.



LO QUE FALTA
Iñaki dice que los seres humanos somos inacabables, es un ser que se va haciendo y se termina de formar con el tiempo, nunca terminando de hacer, de aprender o de saborear las cosas.

“Uno nunca termina de hacerse, los sueños nunca terminan de crearse. Entonces cuando llegue el final de tu vida probablemente te morirás en paz, pero no te iras tranquilo porque según tu hiciste de todo. Siempre habrá algo más, siempre existirá un sueño mas, siempre habrá un deseo, siempre alguien más a quien ayudar, algo más que hacer. Un te amo, un perdóname, siempre habrá mas”, concluye.
Octubre 2006

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